Me sentía en soledad, aislamiento y contra la pared. No había nadie que pudiese entender los pensamientos que daban vueltas alrededor de mi cabeza. Sentía depresión y un estado de pánico todo el tiempo. Realmente necesitaba apoyo.
Durante los 10 años anteriores, había vivido una sobrecarga de secretos familiares que habían afectado a todos los miembros de mi familia. Sentía agobio por todas las decisiones que debía tomar y busqué consejería, pero necesitaba algo más.
Afortunadamente, sentí un llamado para llegar a Al‑Anon. Con mucho temor, llegué a una reunión, me senté, escuché y lloré. Lloré porque sentí esperanza, porque estas personas tenían historias que eran muy parecidas a la mía. Lloré porque quizás, solo quizás, ya no habría soledad. Quizás en Al‑Anon podría tener una voz y un lugar seguro para hablar.
«¡Solo sigue viniendo!», dijeron. He seguido viniendo por seis meses. Todavía hay muchas cosas nuevas, pero mi plan es continuar con Al‑Anon.
Por Anónimo
Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2019
Si no hay reuniones en su localidad, puede asistir a reuniones en linea, https://al-anon.org/es/reuniones-de-al-anon/reuniones-electronicas.
Me siento triste la mayor parte del tiempo, en ver cómo mis hijos se destruyen con el alcohol. Quisiera ir a un grupo pero no hay por aquí, vivo en Atotonilco de Tula casas quma muy cerca de huehuetoca