He tenido baja autoestima durante mucho tiempo. Mi exesposo alcohólico constantemente me humillaba, abusaba de mí, me decía que yo no era suficiente y me degradaba. ¿Por qué lo permitía? Imagino que pensaba que me lo merecía y tenía miedo de defenderme. Sentía que debía mantener la familia unida, pero, al quedarme en ese matrimonio, dañé mi autoestima y la de mis hijos. Sin embargo, Al‑Anon fue mi tabla de salvación. Allí aprendí a no permitir que nadie me humillara. Aprendí que, si lo permito, es mi culpa por aceptarlo. Ya no seré una víctima. Si alguien me confronta o me humilla, solo le respondo diciendo: «Siento mucho que te sientas así, pero esta soy yo y me gusta como soy». Todavía me toca progresar en este viaje hacia la dignidad propia y la autoestima, pero hay esperanza en este programa en el que no hay juicio y donde encuentro comprensión y nuevos amigos bondadosos.

Por Bárbara H., Florida

The Forum, septiembre de 2019