Soy la esposa de un alcohólico activo y he sido despertada cientos de veces por las noches tras escuchar el estruendo de vidrios rotos, gritos desde la otra habitación o irrupciones en la habitación donde yo trataba de dormir. Por lo regular, estos incidentes ocurrían entre las tres y las cuatro de la mañana, y yo con frecuencia reaccionaba con gritos, los cuales eran usualmente insultos o amenazas. Salía furiosa a la entrada principal de la casa sintiendo que mi actitud de soltar veneno tenía justificación. Pero todo lo que estas acciones lograban era garantizar que yo me mantuviese despierta, afectando el resto de mi noche y mi día siguiente. Mi solución fue hacer el siguiente letrero y ponerlo en mi mesa de noche:

Una vez el alcohólico comienza a beber, ya no es él mismo, por lo tanto, estoy desperdiciando mi aliento y destruyendo mi serenidad al hablarle a la botella.

Esta estrategia funciona la mayoría de las veces, aunque a veces todavía tengo mis descuidos. Eso me recuerda que nuestro programa se trata de «progreso, no perfección».

Por Karlyn P., Florida
The Forum, julio de 2018