La Declaración de Al-Anon

Que empiece por mí

Cuando alguien, dondequiera que sea, pida ayuda,

Que nunca falte allí la mano de Al-Anon y Alateen, y — Que empiece por mí.

Para algunos, estas palabras pueden sonar como un rezo u oración. Sin embargo, a diferencia de una petición de apoyo a un Poder Superior, una declaración es una afirmación formal, que a menudo se hace para afirmar algo intencionalmente. La Declaración de Al-Anon es más que una simple declaración de esperanza: es un compromiso y una promesa de estar ahí para los demás, para que nadie se enfrente solo a esta lucha.

El tema de la Conferencia Mundial de Servicio de 1974, «Que empiece por mí», resonó profundamente entre los miembros de Al-Anon. Se convirtió en la base de la Declaración, que se presentó y adoptó al año siguiente. Impresa por primera vez como una tarjeta del tamaño de una billetera, la Declaración apareció en la literatura de Al-Anon y en los primeros materiales de difusión pública. Desde entonces, miembros de todo el mundo la han recitado. Nos recuerda nuestro compromiso personal con la recuperación y es un llamado a la acción para ayudar a los demás.

La Declaración no solo me recuerda que debo seguir comprometida con mi propia recuperación, sino que también me invita a servir a los demás. Ofrecer apoyo y tender una mano a los que luchan es mi forma de cumplir esa promesa. Es una Declaración viva que requiere que yo actúe. Debo hacer algo más que tener esperanza: debo tender la mano y ayudar a quienes siguen sufriendo.

Una de mis primeras experiencias con la difusión pública fue cuando hablé en un centro de tratamiento local. Un compañero miembro de Al-Anon había incluido a Al-Anon en su programa de orientación familiar, y me ofrecí para compartir mi historia. Mientras hablaba, recordé que alguna vez estuve sentada en las mismas sillas que los asistentes, sintiendo las mismas emociones abrumadoras de ira, confusión y angustia. Conté cómo Al-Anon había sido un bálsamo para mi dolor, ofreciéndome esperanza a través del ejemplo de otras personas en recuperación.

Unas semanas más tarde, me encontré con una mujer en mi grupo habitual que me resultaba familiar. Mencionó que había estado en el centro de tratamiento y que me había oído hablar. «Usted me dijo que viniera aquí», me dijo con una sonrisa. Fue un momento que me llegó al corazón. Saber que mis palabras la habían ayudado a dar ese primer paso hacia la sanación me recordó por qué hacemos este trabajo. No se trata solo de compartir nuestras historias; se trata de ofrecer esperanza y mostrar a los demás que no están solos.

La Declaración de Al-Anon me recuerda que, aunque la recuperación es un viaje compartido, comienza con el compromiso de cada uno de nosotros de ayudar. «Que empiece por mí».

Por Heather S., Directora adjunta—Relaciones comunitarias

The Forum, abril de 2025

«Dentro de los Grupos de Familia Al‑Anon» contiene noticias, guías y comentarios escritos por los voluntarios, el personal y los lectores que comparten sus experiencias mediante el servicio. Puede reimprimir este artículo en el sitio web de su rama de servicio o en su boletín, junto con la nota de reconocimiento siguiente: Reimpreso con el permiso de The Forum, Al‑Anon Family Group Headquarters, Inc., Virginia Beach, Virginia, EE. UU.