Un aro de hula-hula es una metáfora adecuada de lo que está y lo que no está bajo mi control. Mi aro de hula-hula es grande, robusto y no se dobla fácilmente. Lo llevo conmigo todo el día, todos los días. Me recuerda que tengo un espacio personal que puedo controlar. Sin embargo, en el exterior de mi aro de hula-hula, aferrándose a él ferozmente, están la pena, el dolor, la ansiedad, la tristeza y el arrepentimiento. Siempre están rondando por los bordes de mi aro de hula-hula.
Asisto a las reuniones de Al‑Anon porque compartir allí me ayuda a encontrar un equilibrio para poder mantenerme fuerte desde mi propio centro. Si me alejo de las reuniones, pierdo la fuerza de mi centro y las emociones negativas pueden llegar a pellizcarme, hacerme tropezar o darme un golpe en la cabeza. No es fácil mantener el equilibrio dentro del aro de hula-hula, pero mis amigos de la hermandad me recuerdan en cada reunión algunos de los instrumentos que puedo utilizar para mantenerme en pie y seguir adelante.
Por Cecelia P.
The Forum, abril de 2025
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