Cuando llegué por primera vez a las salas de reunión de Al‑Anon, estaba profundamente desesperada. El alcoholismo de mi hija adulta estaba fuera de control. Ella vivía con nosotros, por lo que su alcoholismo nos afectaba diariamente a mi esposo y a mí. ¡Pensé que Al‑Anon me mostraría el camino para curarla a ella! Pronto aprendí que no es así como funciona Al‑Anon. El programa está diseñado para ayudarme a concentrarme en mi propia recuperación. También aprendí que yo no causé la enfermedad, que no podía controlar la enfermedad y que no podía curar la enfermedad de mi hija. Este conocimiento fue un gran alivio para mí una vez que lo escuché, y luego acepté la verdad y la sabiduría de estas palabras en mi mente y corazón.

Cuando me recuperé, también supe que había otras personas en mi pasado que tenían la enfermedad del alcoholismo, como mi exesposo y mi padre. Ambos hombres afectaron mi vida profundamente y ya ninguno de ellos está vivo. Aprendí que lo que experimenté al vivir con ellos —andar con temor, complacer a la gente y mantener la cabeza baja para protegerme de sus asaltos verbales— repercutió en todas mis relaciones actuales. Me había vuelto invisible y había perdido mi voz y mi camino para vivir la vida plenamente.

Al aplicar los Doce Pasos de Al‑Anon, trabajar con una Madrina amable, asistir a reuniones y leer la literatura de Al‑Anon, aprendí a vivir «Un día a la vez» e incluso a encontrar paz y alegría. Pude volver a familiarizarme conmigo misma y a descubrir las muchas buenas cualidades y los defectos que poseo. Descubrir estas cosas sobre mí me dio el valor para crecer y cambiar, reírme de mí misma y acercarme a otras personas que estaban sufriendo por el alcoholismo de algún ser querido.

Les agradezco a mis seres queridos porque su enfermedad me ha llevado al camino de Al‑Anon. ¡También estoy agradecida por esa fatídica noche de insomnio que me llevó a encontrar una reunión de Al‑Anon en línea en mi comunidad! Cuando comencé a asistir a las reuniones, alguien siempre me animaba diciéndome «Sigue viniendo». También me alentaron a ir al menos a seis reuniones antes de tomar la decisión de quedarme o irme de Al‑Anon. Aunque no sé en qué etapa está mi hija con su recuperación, he aprendido a desapegarme con amor sabiendo que estoy en el camino correcto para mí.

Por Wendee S., Washington

The Forum, marzo de 2021

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