El alcoholismo me afectó por primera vez tarde en la vida. Cuando mi hija adulta comenzó a asistir a reuniones de Alcohólicos Anónimos, uno de los miembros me sugirió que asistiera a Al‑Anon. Estaba tan ansiosa por «ayudarla» que encontré una reunión muy pronto. Al principio, no me identificaba mucho. Entonces, probé una reunión de mujeres y algunas otras reuniones. Sentía que nada tenía que ver con lo que me estaba pasando.

Finalmente, encontré una reunión para padres de alcohólicos y me sentí como en casa de inmediato. He aquí un grupo de personas que sabían cómo era mi vida. Entendieron que quería arreglar todo para mi hija. Después de todo, ¿acaso no es eso lo que hacen los padres? Aprendí que no podía «salvarla» de la enfermedad. Necesitaba desprenderme con amor, algo que me costaba. Me había desprendido de mi hija en lugar de desprenderme de la enfermedad.

Empecé a leer la literatura de Al‑Anon todos los días y me familiaricé con los lemas. Me apoyo principalmente en los lemas. En momentos de locura, busco apoyo llamando a otros miembros. También he comenzado a socializar con otros miembros de Al‑Anon, lo que refuerza ese apoyo. No he estado en Al‑Anon por mucho tiempo, pero he encontrado una nueva forma de pensar y de ayudarme a mí misma a enfrentar las dificultades. Tengo más paz.

Por Anónimo

The Forum, mayo de 2022

 

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