Mi madre fue la primera alcohólica en mi vida. Cuando yo era joven, nunca escuché acerca de Alcohólicos Anónimos, Al‑Anon, Alateen o de la rehabilitación para el alcoholismo. Iba a la escuela con una sonrisa plantada en la cara y nunca hablaba de lo que ocurría en mi hogar. Mi madre tenía su lado cariñoso y dulce, y también tenía su otro lado. Mi hermana le siguió los pasos. Yo tuve suerte porque no me gustó el sabor del alcohol, y sin duda no me agradaban los efectos que tenía en aquellos a mi alrededor.

Fui a un programa de recuperación familiar después de que mi hija mayor pasara una temporada en un centro de rehabilitación. Ella había sido exitosa y era una prueba viviente de que la rehabilitación puede funcionar y sí funciona. La inscribimos cuando tenía 16 años. El programa al que yo fui tenía un «líder valiente», quien dirigía todas las reuniones, y yo dejé de ir luego de un tiempo.

Mi hijo del medio decidió recurrir al alcoholismo después de atravesar un divorcio doloroso. Yo fui a Al‑Anon, y esta vez me quedé. Mi hijo conoció una dama encantadora y, cuando se casaron, él dejó de beber, ¡gracias a Dios! Pero mi membresía en Al‑Anon no acabó en ese momento. Mi hermana, quien siguió los pasos de mi madre, está en un hogar de ancianos, aunque es menor que yo. Es algo muy triste. Yo continúo regresando a Al‑Anon para manejar la vida en sus propios términos. Yo no causé su alcoholismo; no puedo controlar su alcoholismo y no puedo curarlo. El tema de la reunión a la que asistí hoy era la Oración de la Serenidad. Dios, concédeme la serenidad. Es muy importante saber que, cuando decimos «Dios» en Al‑Anon, esto se refiere al Dios de mi entendimiento. No importa si la persona es cristiana, judía, musulmana o ninguna de las anteriores. Esta idea de Dios se trata de mi Poder Superior. Hay buenas posibilidades de que no haya dos personas en la faz de la Tierra con el mismo entendimiento de un Poder Superior.

Yo «sigo viniendo» a Al‑Anon porque nunca lo sabré todo. Aprendo algo nuevo en cada reunión. Puede que haya escuchado algunas de las mismas palabras antes, pero siempre lo entiendo de una manera nueva. Mi esperanza es que mi historia le ayude al menos a una persona a realizar su primer viaje hacia las puertas abiertas y acogedoras de Al‑Anon.

Por Pat S., Missouri
Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2019