Ha sido difícil para mí aceptar que el alcoholismo es una enfermedad. Creo que es verdad, pero a veces es difícil entenderlo. La parte más difícil de aceptar es el comportamiento que genera el alcoholismo. Entiendo los cambios en el proceso químico del cerebro y la falta de control que tiene una persona sobre ellos. Pero siempre he pensado que el comportamiento forma parte del libre albedrío: que una persona elige mentir, robar, actuar con violencia y participar en todos los demás comportamientos que hacen que el alcoholismo sea demasiado difícil de soportar.

Pero por medio de Al‑Anon y de recibir servicios de terapia, aprendí que esos comportamientos provienen del alcoholismo. Todos los comportamientos horribles que me asustaban hasta la médula se debían al alcohol. Cuando alguien habla sobre los comportamientos en una reunión, veo que algunas personas asienten con la cabeza en señal de comprensión, y eso realmente me deja boquiabierta. Es como si los alcohólicos siguieran un manual de estrategias. Eso tiene que deberse al alcoholismo. De lo contrario, ¿qué otra explicación podría haber para la similitud de comportamientos de todas estas personas que comparten esta enfermedad, pero no se conocen entre sí ni interactúan?

Dicho esto, entiendo que todavía hay una parte que se refiere a la responsabilidad y las elecciones, y si mi ser querido alcohólico se está ocupando de su enfermedad. ¿Está trabajando en su programa y tomando decisiones que apoyarán su recuperación? Esa parte es el libre albedrío, pero también se relaciona con el control. Él tiene el control sobre esas decisiones, no yo.

Entender esto cambia la forma en que me relaciono con mi ser querido alcohólico. El conocimiento de que el alcoholismo es una enfermedad me ayuda a lidiar con mi ira y a tener simpatía y compasión por él. Nadie, ni siquiera la persona alcohólica, desea tener esta enfermedad, como tampoco nadie desea tener cáncer.

Entonces, ¿cómo cambia esto mis acciones? Puedo entenderlo y apoyarlo, pero he aprendido a trazar la línea donde empiezo a sentirme lastimada por ello. Lo apoyaré cuando él esté trabajando en su recuperación, pero me desprenderé si elige no ocuparse de su recuperación o ignorar sus síntomas. Lo amaré y lo apoyaré para que ponga su recuperación en primer lugar, y haré los arreglos necesarios para permitirle hacer eso. Pero no puedo hacerme cargo de su enfermedad.

Por Kim M., Illinois

The Forum, octubre de 2023

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