Nunca pensé que me pasaría a mí. Durante más de 20 años, había estado viviendo en un hogar donde la recuperación era el eje central. Entonces, un día, mi esposo dijo: «Solo quiero que sepas que bebí mientras estaba cazando». Mi corazón se hundió. Casi no podía creerlo. Yo había estado en Al‑Anon durante mucho tiempo, pero nunca imaginé que lo necesitaría para algo como esto. Gracias a Dios ya tenía una Madrina, asistía a las reuniones, había trabajado los Pasos y había creado un sistema de apoyo.
La recaída de mi esposo me envió a lo que parecía ser una dimensión distinta. Nunca antes había conocido ese tipo de impotencia. Utilizaba los instrumentos que había aprendido, pero no era un sendero fácil. No pude comprender el concepto del Primer Paso durante mucho tiempo. Decidí quedarme con mi esposo y tratar de trabajar en un buen programa de Al‑Anon. Pero después de dos años y medio, mi crecimiento en el programa me dio el valor para finalmente detener el carrusel. Nos separamos, y eso trajo un infierno completamente nuevo para mí. Una vez más, utilicé los instrumentos con los que había estado practicando y me aferré a mi vida.
Perder al hombre que amaba fue devastador. Algunos días no quería continuar, pero los principios de Al‑Anon me decían que había esperanza. No estaba sola. Otros habían estado donde yo estaba y habían sentido lo que yo sentía. Tenía un Poder Superior que haría por mí lo que yo no podía hacer por mí misma. Tenía que estar dispuesta a hacer el trabajo. Creía que, si trabajaba el programa y me cuidaba bien, yo podía sanar y crecer. Tal vez incluso encontraría la felicidad.
Han pasado dos años desde mi divorcio, y he cambiado y crecido mucho. Todavía tengo días dolorosos y difíciles, pero sigo trabajando el programa y hoy tengo más esperanza para mí y mi futuro.
Por Jessica M., Oregón
The Forum, marzo de 2023
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Sometimes the pain of realizing that what you thought was perfect is too great, but it won´t las forever