A veces la gente me pregunta por qué todavía asisto a Al‑Anon, pues la mayoría de los alcohólicos y adictos en mi vida están en recuperación o han muerto. Siempre les digo que todavía necesito a Al‑Anon debido a que nuestro hijo bebe alcohol. Luego les cuento las cosas que él dice y hace que me preocupan. Por ejemplo, durante muchos años, los muebles de su sala incluían solo un sillón reclinable y un televisor. En mi opinión, el propósito de ese arreglo de muebles era que le permitía jugar videojuegos y beber alcohol hasta quedarse dormido.

Recientemente, estábamos de vacaciones familiares con nuestro hijo y me sorprendí a mí misma contando sus bebidas. Sabía exactamente cuántas bebidas pedía en los restaurantes y cuántas latas de cerveza había en el refrigerador cada mañana y cada noche. Finalmente, me di cuenta de que tal vez había definido el problema de una manera incorrecta.

Durante años he dicho que el problema es su forma de beber alcohol. Pero tal vez el problema sea en realidad mi preocupación por su forma de beber alcohol. En Al‑Anon, aprendí que no tengo control sobre la forma en que los demás beben alcohol. No hay nada que pueda hacer para convencer a alguien de que deje de beber alcohol. Pero aprender a dejar de preocuparme y obsesionarme con la bebida de otra persona es un problema que Al‑Anon sí puede ayudarme a resolver.

Por Denise R., Minnesota

The Forum, enero de 2024

 

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