En mi primera reunión de Al‑Anon estaba enojada. Me habían ordenado que asistiera a las reuniones, pero yo pensaba que no necesitaba ir. Me senté en mis primeras reuniones con los brazos cruzados sobre el pecho y pensaba: «¿Qué tienen estas personas en común conmigo?»

Luego leímos las páginas 28 y 29 del libro Cómo ayuda Al‑Anon a los familiares y amigos de los alcohólicos (SB-32). Me senté derecha en mi silla, descrucé los brazos y escuché por primera vez. «Perdemos la capacidad de decir ‘no’». Eso me llamó la atención. Me di cuenta de que la gente de la reunión era como yo. Ellos entendían mis luchas. Ahora espero con ansias las reuniones. Esas personas extrañas ahora son amigos, incluso los recién llegados.

Por Misty C., California

The Forum, mayo de 2021

 

Puede reimprimir este artículo en el sitio web de su rama de servicio o en su boletín, junto con la nota de reconocimiento siguiente: Reimpreso con el permiso de The Forum, Al-Anon Family Group Headquarters, Inc., Virginia Beach, Virginia.