Lo más difícil que se le pide al ser querido de un alcohólico es soltar las riendas de su vida. Para los perfeccionistas y fanáticos del control como yo, eso es casi imposible. Ninguna madre quiere abandonar a su hijo cuando, según ella siente, más su hijo la necesita. Sin embargo, nada menos que soltar las riendas me permitiría llevar una vida lo más «normal» posible.

Mi viaje fue angustioso porque creía incorrectamente que, si tan solo se escuchara y se aceptara mi consejo, mi ser querido mejoraría pronto. Después de repetidos intentos de «sanar» a mi ser querido de esta manera, finalmente llegué a la etapa en la que me di cuenta de que era realmente incapaz de afrontar sola el alcohol. Es una lección que aprendo continuamente y que tengo que recordar todos los días.

Las historias que escucho en las reuniones de Al‑Anon y que leo en la literatura de Al‑Anon, donde otros han aprendido a soltar las riendas, me dan fuerzas para seguir intentándolo. Necesito hacer esto por el bien de mi ser querido y por el mío propio. A través de la literatura y las reuniones, la comunidad de Al‑Anon es un salvavidas y una fuente de aliento para personas como yo. Ciertos sentimientos y temores nunca se pueden compartir con familiares o amigos, pero se pueden compartir en las reuniones. Gracias, Al‑Anon, por ser mi guía y fortaleza cuando más lo necesito.

Por Alishiya

The Forum, septiembre de 2022

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