Vine a Al‑Anon hace años en busca de consejos sobre cómo arreglar a mi esposo alcohólico. Me llevé una gran sorpresa cuando me dijeron que solo podía arreglarme a mí. Estoy tan contenta de haberme quedado el tiempo suficiente para comenzar a recuperarme y sanarme de esta fea enfermedad. Mi esposo nunca encontró la sobriedad, pero yo encontré sabiduría, apoyo y madurez en este programa. Me hice lo suficientemente fuerte como para saber que, en el caso de su enfermedad, yo estaba parada frente a una pared de ladrillos, y mi vida y serenidad eran mi responsabilidad. Decidí divorciarme y nunca me arrepentí de esa decisión. No es la respuesta para todos, pero lo fue para mí.
Entonces tuve que aprender a vivir de otra manera y acepté los cambios que eran necesarios. Dos años después, mi hijo mayor se suicidó y mi vida volvió a dar un vuelco. Con los instrumentos de este programa y el amor y el apoyo de los amigos del programa, he aprendido la aceptación, el amor propio, la compasión y la gran lección de vivir «la vida en sus términos».
Muchas veces, antes de Al‑Anon, mi vida era una caída en picada, mientras yo trataba de lograr lo imposible. Pero hoy puedo usar los instrumentos que he obtenido. Tengo que ser consciente de mí misma, aceptar las realidades de mi vida y usar lo que tengo para trabajar. Ya no necesito esperar una vida de fantasía para ser feliz. Gracias a Al‑Anon, la felicidad está aquí y ahora.
Por Diane G., Quebec
The Forum, enero de 2023
Puede reimprimir este artículo en el sitio web de su rama de servicio o en su boletín, junto con la nota de reconocimiento siguiente: Reimpreso con el permiso de The Forum, Al-Anon Family Group Headquarters, Inc., Virginia Beach, Virginia.