Mi ser querido alcohólico fue llevado al hospital recientemente después de que se negó durante dos meses a tomar los medicamentos recetados y pasó aproximadamente un mes automedicándose. Este es un patrón familiar para mí.
Cuando llegó al hospital, le dijo al personal que quería recibir tratamiento y, al cabo de una semana, lo trasladaron a un centro de tratamiento residencial. Él sabe mucho de los tratamientos, y también es astuto e inteligente. Unas cuatro horas después de llegar al centro de tratamiento, llamó y rogó que le permitieran volver a casa, porque simplemente no podía pasar por el proceso. Explicó que esta vez las cosas serían diferentes.
En el pasado, he escuchado estas palabras una infinidad de veces. Así que me mantuve firme y le dije que no podía volver a casa hasta que terminara el tratamiento y estuviera estable. Mi cónyuge y yo mantuvimos nuestros límites a pesar de que nuestro ser querido amenazó con abandonar el tratamiento y ser llevado a un centro de crisis o a un refugio para personas sin hogar.
En lugar de ceder y discutir con mi cónyuge y rescatar a nuestro ser querido alcohólico, asistí a reuniones adicionales de Al‑Anon, oré a mi Poder Superior y recité la Oración de la Serenidad muchas veces al día. Llamé a amigos de Al‑Anon, pedí oraciones y releí mis revistas de Al‑Anon. También leí Valor para cambiar (SB-16) y Esperanza para hoy (SB-27).
Entonces ocurrió un milagro. Después de una semana de amenazas diarias, mi ser querido llamó una noche, dijo que había asistido a algunos grupos y que se quedaría en el centro de rehabilitación durante 30 días. Aunque siento en mi corazón que 30 días en el programa de tratamiento no es tiempo suficiente para ninguno de nosotros, me concentro en mi propia recuperación al practicar el cuidado personal, al conectarme con otros compañeros del programa y al lidiar con esta situación un día a la vez.
Por Sue A., Minnesota
The Forum, febrero de 2024
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