Antes de encontrar a Al‑Anon, pensé que algo andaba mal en mi porque amaba a un alcohólico. No entendía cómo podía seguir amando a alguien cuyo comportamiento era insensato cuando bebía. Me sentía sola y aislada con estos sentimientos y sentía que, si tan solo pudiera encontrar la manera correcta de comportarme con el alcohólico, la bebida se detendría.

Por medio de Al‑Anon, he aprendido que el alcoholismo es una enfermedad y que puedo amar a la persona, pero odiar la enfermedad. También he aprendido que esta me ha afectado y que puedo sentirme enojada por eso; pero puedo ser amable conmigo misma y recordar que estoy haciendo todo lo que puedo, al igual que el alcohólico. Puedo ver al alcohólico en mi vida como algo más que un alcohólico. Puedo ver a la persona amorosa, cariñosa, divertida e inteligente allí también. Puedo amar a esa persona, simple y sinceramente. Y también puedo amarme a mí misma.

Hilary S. – Wisconsin
The Forum, diciembre de 2017