Sabía que mi hijo tenía un problema con la bebida a pesar de que no bebía delante de mí. Su estilo de vida era indicativo de una persona que se había perdido. Un día anunció que iba a la sala de urgencias para ser ingresado. De la sala de emergencias, fue a un centro de tratamiento y finalmente se convirtió en miembro de un centro de rehabilitación.

Me sentí muy aliviada de que finalmente buscara ayuda, pero me encontré completamente sola. Mi nuera sugirió que fuera a Al‑Anon. Estaba nerviosa y asustada el día en que llegué a mi primera reunión. La calidez y amabilidad con que fui recibida me hizo darme cuenta de que había tomado una decisión valiosa.

Mi hijo asiste a las reuniones de Alcohólicos Anónimos y yo asisto a las reuniones de Al‑Anon. Juntos, con los miembros de ambas reuniones, estamos encontrando paz, comprensión y hemos obtenido una nueva perspectiva de la vida.

Por anónimo

The Forum, octubre de 2020

 

Puede reimprimir este artículo en su sitio web o en su boletín junto con la nota de reconocimiento siguiente: Reimpreso con el permiso de The Forum, Al-Anon Family Group Headquarters, Inc. Virginia Beach, Virginia.