Durante mis 32 años de práctica, he ofrecido consejería a muchos individuos y familias quienes luchan con el alcoholismo o la adicción de un ser querido. He acogido muchos referidos profesionales de personas que creen que no necesitan un programa de Doce Pasos. Mi acercamiento a esto es de aceptación y persistencia sobre la recomendación que les doy de ir a Al‑Anon. Cuando alguien ha soportado adicción en su familia durante años y el profesional al cual acuden por alivio les sugiere que tomen más tiempo y energía para hablar y pensar acerca de sí mismos, la respuesta usualmente es: «¿Está usted bromeando? ¡Ya le he dado todo el tiempo y la energía que tenía a este problema y por eso estoy aquí! ¡Solo quiero que me diga cómo puedo arreglar el problema!».

Yo puedo apreciar su punto de vista. Me tomó décadas moverme desde el punto de solamente conocer sobre Al‑Anon hasta el punto de ir a una reunión de Al‑Anon. A los familiares no les ayuda el que les señalen que los métodos que han utilizado hasta ahora han hecho muy poco para mejorar la situación, e incluso quizás han perpetuado el problema.

Un familiar ya se siente lo suficientemente culpable, creyendo que ella o él ha causado el problema. Esta persona necesita empatía y apoyo, un refugio de la tormenta de culpas y reproches. Se necesitan tacto y delicadeza para poder impartir oportunamente la información de que hay maneras alternativas y formas de autoprotección para responder al comportamiento de un adicto o un alcohólico. Las respuestas que nos protegen a nosotros mismos también son las respuestas más saludables para la persona adicta. Cuando llega esta introspección, con frecuencia surge un bálsamo de alivio tal, que la familia se abre más o incluso siente más entusiasmo hacia la posibilidad de conocer más sobre lo que ofrece Al‑Anon.

Muchas veces, la experiencia de la primera reunión de Al‑Anon es todo lo que se necesita para que una persona entienda la riqueza del programa y la profundidad del alivio que Al‑Anon puede proveer. En otras ocasiones, el paciente regresa a mi oficina y reporta que todo lo que sucedió es que había un montón de gente quejándose por su sufrimiento o protestando por el comportamiento hiriente del adicto o el alcohólico. Mi respuesta es que puede que en una reunión de Al‑Anon haya recién llegados que necesiten hablar, pero que todavía no tienen un sentido de cómo funciona el programa. El verdadero reto es encontrar a alguien que lleve algún mensaje que sea de ayuda.

Una persona con la dificultad de tener un ser querido con un problema de adicción tiene muchas más posibilidades de encontrar ese mensaje de ayuda Al‑Anon que en ninguna otra parte del planeta. Por lo general, toma seis reuniones entender que la sabiduría de los principios de Al‑Anon va más allá de las personalidades de aquellos que están hablando. Una vez han experimentado seis reuniones, la mayoría de las personas harán espacio en sus calendarios para asistir a más reuniones.

Al‑Anon es un programa de atracción, no de promoción, pero a veces las personas necesitan observar algo varias veces antes de que puedan reconocer su valor.

Por la Dra. Nancy Duff-Boehm
Psicóloga clínica
Boehm Psych Services
North Olmsted, Ohio
Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2019