Jamás olvidaré las palabras que escuché en mi primera reunión de Al-Anon. Un miembro compartió las tres letras C con respecto al alcoholismo: No lo causé, no lo puedo controlar, y no lo puedo curar. Yo había asistido a Al-Anon varios años antes cuando mis hijos eran pequeños, pero pensaba que yo no tenía ningún problema —pero mi esposo sí. Salí de la reunión pensando que no era el lugar para mí. Caí en otro hoyo de desesperación cuando supe que era la madre de un alcohólico y drogadicto. Así que, allí me encontré otra vez en mi primera reunión.

Esas tres letras C fueron maravillosas para mí. Con ellas, sentí que una tonelada de peso se me había levantado de los hombros. Me sentí tan ligera, libre y aliviada.  Sigo viniendo a compartir y a vivir el programa. Estoy tan agradecida por Al-Anon, mi serenidad y todas mis amistades en Al-Anon.

Por Gerri D., British Columbia

Al‑Anon se enfrenta al alcoholismo 2020