Recientemente compré una bicicleta roja clásica en una venta de bienes. Sonreí apenas la vi. Se sentía bien. La primera vez que la monté, me di cuenta de lo lejos que he llegado en Al-Anon. Finalmente había comprado la bicicleta que quería, en lugar de dejar que otros la eligieran por mí.

Como hija de una alcohólica, aprendí a ignorar mis propias necesidades. Traté de hacer lo que mi madre alcohólica quería con la esperanza de terminar con el caos en nuestro hogar. Perdí mi autoestima mientras continuaba complaciendo y diciéndoles que sí a los demás, en lugar de seguir mis propios instintos y valores.

Esto continuó en mi matrimonio cuando mi esposo decidió comprar bicicletas para nosotros. Lo dejé tomar la decisión por mí y nunca me sentí cómoda con la primera bicicleta, a pesar de lo mucho que quería disfrutar del aire libre en una bicicleta. La que él eligió era complicada e incómoda y no era la adecuada para mí. Más tarde, compramos unas bicicletas montañeras, y nuevamente lo dejé tomar la decisión para evitar conflictos o desaprobación. No me sentí contenta con la ropa para andar en bicicleta porque me quedaba apretada y cerrada, y tampoco disfruté esa segunda bicicleta.

Estoy muy agradecida con Al-Anon por ayudarme a cambiar el comportamiento de ser complaciente con la gente. Al asistir a reuniones y al trabajar en los Pasos con una Madrina, he llegado a conocerme a mí misma y estoy aprendiendo a tomar decisiones que coincidan con mis deseos, en lugar de los deseos de los demás. Ahora puedo arriesgar su desaprobación para complacerme a mí misma.

Hoy, cuando monto mi bicicleta roja, puedo sonreír y ser feliz, sabiendo que he obtenido el valor para ser yo misma.

Laura D. – California
The Forum, noviembre de 2017