Cuando era niña, pensaba que yo era especial debido a mis diferencias de los demás. Nadie más que yo conociera vivía en un hogar con un solo padre, ni tampoco se mudaba y cambiaba de escuela cada año. A medida que crecía, trataba de aprender de los demás cómo encajar en mi entorno. Veía que tener una pareja era algo popular. Pensaba que el alcoholismo había entrado en mi vida cuando llegó mi pareja. Pero, cuando finalmente encontré a Al‑Anon, supe que yo también había crecido en medio de la enfermedad. Debido a que crecí con una manera de pensar distorsionada, me sentía cómoda con el aislamiento y la separación.

La primera vez que escuché sobre la diversidad en Al‑Anon fue en un taller relacionado con el servicio. Yo era de un Área que no tenía mucha diversidad. Al menos eso creía. Tenía la idea fija de que la diversidad se refería al color de piel y al estatus económico. A medida que consideraba otras posibilidades de diversidad, descubrí que cualquier cosa que pueda diferenciarnos unos de otros podría considerarse como diversidad. Cada vez que me reunía con otras personas, mi búsqueda comenzaba. Buscaba a otros que coincidieran conmigo en términos de género, edad, y que, al igual que yo, tampoco vistieran ropa elegante. Evaluaba rápidamente a las personas que estaban en la sala en busca de aquellos que fueran como yo, y me sentía incómoda si nadie cumplía con los requisitos.

A medida que mi comprensión de la diversidad se amplió, me di cuenta de que en realidad había diversidad entre los miembros que asistían a los mismos grupos que yo. Había diversidad educativa, la cual llevaba a la diversidad económica. Esa misma diversidad generaba oportunidades para algunos, pero no para otros, incluyendo las distintas formaciones educativas que surgían a medida que conocía las historias de los miembros. Las diferencias de opinión, comprensión y niveles de recuperación salieron a relucir, aunque nuestras historias tenían el mismo hilo conductor. Lo que parecía un círculo de familias y amigos librando una batalla contra el alcoholismo se convirtió en una tela multicolor tejida con historias diferentes que creaban el mismo tapiz.

Cuanto más comparaba mis diferencias con los principios de los Doce Pasos, más veía las similitudes que teníamos. Puedo respetar que alguien sea diferente a mí y reconocer que, en esas diferencias, recorremos el mismo camino de recuperación en la forma en que cada uno lo entiende. Esto me abrió a la idea de que realmente era parte del círculo de Al‑Anon.

De acuerdo con la Quinta Tradición, el único propósito de Al‑Anon siempre ha sido ayudar a las familias de los alcohólicos. Fiel a la Tercera Tradición, el único requisito para ser miembro es tener un familiar o amigo con un problema de alcoholismo. Aun así, puedo asistir a Al‑Anon sin reservas para ver si me ayuda, y tengo la libertad de decidir que me voy si creo que no me ayuda.

La introducción a la sección «Grupos de Al-Anon y Alateen en acción» del librillo del Manual de Servicio de Al‑Anon y Alateen 2022-2025 (SP-24/27) dice: «Al‑Anon es una hermandad sin igual que une a miembros de diferentes orígenes en un esfuerzo inspirador: ayudarse mutuamente y ayudar a los demás con el objetivo de llevar una vida significativa y útil, superando la frustración y la incapacidad causadas por la convivencia con una persona alcohólica». Me he dado cuenta de que mi frustración o sensación de incapacidad no es diferente por mi color de piel, nivel educativo o cualquiera de esas otras cosas que podrían hacer que me considere diferente a usted.

Nuestro más reciente libro de lectura diaria, Un poco de tiempo para mí (SB-34), muestra que la comunidad de Al‑Anon se ha vuelto muy diversa, pero al mismo tiempo podemos unirnos para lograr un solo objetivo. Han pasado muchos años desde los humildes comienzos de Al‑Anon. A lo largo del camino, nuestros grupos han seguido creciendo a medida que acogemos y le damos la bienvenida a la diversidad al reconocer nuestro bienestar común. Nuestra propia recuperación personal es la prueba de que el programa funciona para devolvernos el sano juicio.

Cuando me doy cuenta de que estoy buscando encajar con los miembros que me rodean comparando nuestras circunstancias externas, me reto a mí misma a buscar nuestras similitudes internas. De esta manera, puedo «ver» con mis oídos y mi corazón para recibir el mensaje de ayuda y esperanza, de alguien, dondequiera que sea.

Por Christa A., Especialista sénior de Servicios a los grupos

The Forum, octubre de 2024

«Dentro de los Grupos de Familia Al‑Anon» contiene noticias, guías y comentarios escritos por los voluntarios, el personal y los lectores que comparten sus experiencias mediante el servicio. Puede reimprimir este artículo en el sitio web de su rama de servicio o en su boletín, junto con la nota de reconocimiento siguiente: Reimpreso con el permiso de The Forum, Al‑Anon Family Group Headquarters, Inc., Virginia Beach, Virginia, EE. UU.