Yo sufría en una relación verbalmente abusiva ―que no era la primera― cuando traté de unirme a Al-Anon. Había oído que me podía ayudar con mis problemas. Fui a una reunión y al salir le pregunté a una mujer que si para unirme al grupo tenía que conocer a alguien que bebiera. Me dijo que sí. Desilusionada, llamé por teléfono a la oficina central de mi Zona e hice la misma pregunta. Recibí la misma respuesta.

Después de diez años y de otras dos relaciones abusivas y obsesivas, hice un gran esfuerzo y asistí a una reunión de Al‑Anon con la esperanza de que finalmente cumpliera con el requisito. El desastre más reciente en mi relación fue con un hombre que había decidido dejar de beber desde hacía trece años. Yo no sabía si eso significaba que él era alcohólico, pero decidí que eso tenía que ser suficiente para entrar a la reunión. Estaba desesperada.

Para mi alivio, nadie me preguntó por mis credenciales. La mujer a quien le pedí que fuera mi Madrina no me preguntó si yo conocía a algún alcohólico. Con el tiempo le dije lo que había ocurrido diez años antes. Ella se mostró consternada, y me dijo que si alguien venía a las reuniones y se identificaba con los demás, entonces allí era donde necesitaba estar.

Ya tengo más de cinco años de asistir a reuniones y practicar los Pasos, y el programa ha cambiado mi vida. Todavía no sé si hay alcohólicos en mi familia, pero supongo que realmente cumplo con el requisito porque estoy en una relación maravillosa con un hombre que ha estado sobrio en A.A. durante once años.

No hace falta decirlo, pero les doy la bienvenida a recién llegados con los brazos abiertos, y si me preguntan si Al‑Anon es donde deben estar, les digo que eso es algo que les corresponde a ellos decidir. Los animo a que prueben con diferentes reuniones y les digo que si sienten que allí es donde deben estar, entonces allí es donde tienen que estar.

Ahora sé que durante todos esos años yo cumplía con el requisito. Cada una de esas relaciones difíciles fue con hijos adultos de alcohólicos. El alcoholismo había afectado mi vida de manera profunda y definitiva. Simplemente en ese momento yo no lo sabía.

Anónimo