Gracias a mi recuperación en Al‑Anon, mi relación con mis dos hijos ha mejorado bastante. Mi hijo tiene once años y mi hija tiene nueve. En el pasado, cuando comenzaron en el jardín infantil, yo era excesivamente protectora de ambos. Me preocupaba por ellos todo el tiempo y casi nunca me enfocaba en mí misma.
Cuando llegó el tiempo de la escuela y de los deportes, logré que tanto mi hijo como mi hija asistieran, pero yo tenía poca paciencia con ellos en la casa. Me frustraba demasiado —lo sé ahora— porque estaba tratando de controlarlos a ellos y a mi esposo alcohólico.
Desde mi recuperación, tengo más paciencia con mis hijos. En lugar de molestarlo, dejo a mi hijo solo cuando él está haciendo la tarea. Utilizo los lemas «Suelta las riendas y entrégaselas a Dios», o «¿Cuán importante es?» y «Vive y deja vivir» en momentos en que estoy perdiendo la serenidad y estoy siendo una madre controladora.
Siento que los mejores regalos que puedo darles a mis hijos son los instrumentos y los conocimientos que he aprendido en el programa de Al‑Anon. Es curioso ver que no me diera cuenta en el pasado de lo maravillosos que son mis hijos —simplemente suponía que eran incapaces de hacer algo por su cuenta—. Ahora tengo fe de que van a crecer bien.
Crystal V. – Alberta, Canadá
Al‑Anon se enfrenta alalcoholismo 2018