El alcoholismo es una enfermedad de la familia. Esta enfermedad afecta a todas las personas relacionadas con el bebedor problema. Los que estamos más cerca del alcohólico somos los que sufrimos más, y los que se preocupan más pueden quedar atrapados fácilmente en el comportamiento de otra persona. Reaccionamos ante el comportamiento del alcohólico. Nos enfocamos en él, en saber qué hace, dónde está, cuánto bebe. Tratamos de controlarle la bebida. Asumimos la culpa y la vergüenza que en realidad le pertenecen al alcohólico. Podemos convertirnos tan adictos al alcohólico, como el alcohólico al alcohol. Nosotros también podríamos llegar a enfermarnos.