En mi primera reunión de Al‑Anon había 20 mujeres y ningún hombre, lo que confirmó para mí que yo estaba casado con la única mujer alcohólica en el mundo. Así de enojado, solo y cansado estaba. Pensé: ¿Cómo pueden estas buenas mujeres identificarse con mi carga única y particular? Tras haber asistido a varias reuniones en el mismo grupo, me di cuenta de que la comprensión que tenían de mi sufrimiento era completamente acertada. Sus experiencias eran iguales que las mías y llegué a verlas como espíritus afines a mí.
En la actualidad, la hermandad de Al‑Anon es una parte integral de mi vida. El servicio me ayuda a fortalecerme y me sostiene a través de los desafíos de la vida. Nunca olvidaré a las mujeres de mi primera reunión y les estaré eternamente agradecido por su guía para alcanzar la recuperación y serenidad que tengo ahora.
Por Anónimo
The Forum, junio de 2020