Vine a Al-Anon porque estaba muy enojado con un joven alcohólico. Él es el hijo de la mujer con quien estoy saliendo, y le está haciendo su vida ―y por lo tanto la mía― miserable. Quise aprender la forma de hacer que cambiara. También quise comprender lo que su madre estaba experimentando.
Y porque quería que ella fuera feliz, tuve que tratar de hacer que ella también cambiara.
Para mi sorpresa, no aprendí a curar al alcohólico que forma parte de nuestra vida. En realidad, me dijeron que yo no tenía control sobre el alcoholismo. Eso me desconcertó. ¡Por lo menos, una patadita en el trasero podría funcionar! Además de que no podía controlar la enfermedad de mi amigo, tampoco podía controlar sus reacciones. ¿Qué estaba haciendo en esta reunión?
Quizás fue el calor y la bondad de los miembros o sus valiosos comentarios lo que logró que siguiera viniendo. Asistí a una reunión abierta de A.A. y leí publicaciones de la literatura de Al‑Anon. Pronto me encontré escuchando y aprendiendo de todos los miembros del grupo a medida que continuaba participando.
Con el tiempo, mi ira hacia el alcohólico se disipó y surgió la comprensión hacia la angustia de su madre. Ahora me doy cuenta de lo que ha sucedido. Ya no trataba de hacer cambiar ni de controlar a otras personas. Aunque soy una obra sin terminar, he estado cambiando yo mismo.
Al‑Anon me ayuda con mi vida diaria, ya sea en situaciones de trabajo, las interacciones sociales, o la dolorosa experiencia de la reciente muerte de mi hermano. Lo que Al‑Anon me ha brindado es una nueva perspectiva de la vida.
Como ya he logrado mi propia mejoría, también he visto a mi amiga mejorar. Cada uno de nosotros asiste a una reunión y al regresar a casa, nos hablamos por teléfono y comentamos sobre el conocimiento que hemos obtenido. Es un elemento importante que ha conducido a una relación llena de afecto y apoyo.
En este primer aniversario que celebro quiero decirles que los admiro a todos y les agradezco sus muestras de afecto, el apoyo y el valor que me han dado y lo que hemos compartido. Y sí, tal como lo dice la Clausura Sugerida, he llegado a apreciar a cada uno de ustedes de una forma muy especial.
Por John F., Indiana
Un testimonio muy bonito me impresiona que el pensamiento siempre es querer cambiar a nuestro enfermo y como en el recorrer del camino Al-Anon nos damos cuenta que los que vamos cambiando nosotros mismos.