Solía preguntarme, ¿cómo me va a ser posible «desaprender» todos esos malos hábitos? En retrospectiva, me doy cuenta de que no tengo que desaprender nada, sino que tengo que volver a aprender a escucharme y aceptarme tal como soy. Como en todo lo que se refiere a Al‑Anon y Alateen, no lo puedo hacer solo y no basta con simplemente acudir a las reuniones.
No todo puede ser compartido en la reunión de Al-Anon; y es por eso que necesito un Padrino. Necesito un verdadero confidente. Encontré un Padrino al escuchar lo que se compartía en las reuniones y a través de la hermandad después de las reuniones. Las palabras de otras personas coincidieron con mi experiencia y me llevaron a pedirle a este compañero miembro de Al-Anon que fuera mi Padrino. Me sentía muy identificado con lo que esta persona decía. Sabía que trabajar los Pasos con este miembro me beneficiaría grandemente. Toma tiempo entender este programa. ¡Mi Padrino me ha ayudado a entenderme a mí mismo!
Sue P., Directora Adjunta – Servicios a los Grupos