Pensé en dos cosas de inmediato cuando escuché por primera vez la frase «desprendimiento con amor» y crianza de los hijos en la misma frase. Una, es una buena teoría. Dos, el que acuñó esta frase no tenía hijos. ¿Cómo podría un padre amoroso desprenderse de su hijo o de su hija sabiendo que estaba luchando y sufriendo?
Hoy en día, puedo comprender mejor este concepto. El «desprendimiento con amor» no significa que no me preocupe por mi hijo ni que lo esté abandonando. No significa que no lo ame ni que no piense en él a menudo. No significa que no me sienta triste ni decepcionada por su estilo de vida. Simplemente me estoy desprendiendo de la terrible enfermedad por la que él ha estado luchando durante los últimos cinco años.
Todavía me preocupo por él. Cuando eso sucede, me pregunto si puedo hacer algo constructivo. He aprendido a confiar en mis instintos. Cuando la enfermedad de mi hijo aún estaba latente, le dije que él no podía regresar a vivir en mi casa, pero me podría llamar de día o de noche, y yo lo llevaría a obtener la ayuda que necesitaba. Cuando ya no tenía acceso a ningún teléfono, le presté mi teléfono celular. Al hacer todo lo que puedo sin propiciarle, «suelto las riendas y se las entrego a Dios». Oro para que Dios lo cuide y lo proteja.
Al día de hoy, mi hijo está sobrio. Al final de todos los días, si no he escuchado algo diferente, entonces considero que ha sido un buen día para él. Así no es como me había imaginado mi vida cuando mi hijo se convirtió en adulto, pero he aceptado el hecho de que esta es mi nueva realidad. Le doy gracias a Dios por mis amigos en Al‑Anon y sigo llevando «Un día a la vez».
Debbie L. – Minnesota
The Forum, octubre de 2016