Algo bueno que surgió durante la pandemia de COVID-19 fue el acceso a muchas más reuniones de Al‑Anon. Durante mucho tiempo, había asistido a una reunión semanal en persona. A veces asistía a más si tenía una semana particularmente difícil o si mi agenda no estaba demasiado ocupada. Pero la mayoría de las semanas solo asistía a mi grupo base. Me sentía cómoda allí, y conocía las caras y los nombres de la mayoría de los miembros. También era una reunión más grande, con mucha recuperación y algo de diversidad. Entonces, aunque rara vez vi a miembros que se parecían a mí, seguí viniendo.

Unos meses después de que comenzó la pandemia, supe que había reuniones en línea para personas de color que son miembros de Al‑Anon. De inmediato comencé a asistir a tantas de estas reuniones como pude encontrar. El programa era esencialmente el mismo y, sin embargo, sentí un nivel de intimidad y una profunda recuperación que no había experimentado en mis diez años anteriores como miembro de Al‑Anon.

Ahora asisto a tres o cuatro reuniones por semana, y la mayoría son reuniones de personas de color. En estas reuniones me siento libre de compartir toda mi experiencia, fortaleza y esperanza, sin necesidad de cambiar de código o de filtrar lo que voy a compartir. Saber que no seré la única persona de color en una reunión me quita mucha presión, una presión que ni siquiera me daba cuenta de que estaba allí hasta que sentí el alivio y la tranquilidad que me produjo su ausencia. Puedo compartir libremente sin temor a prejuicios o juicios y saber que todo de mí es bienvenido en el salón de reuniones. Estoy muy agradecida de que la Oficina de Servicio Mundial haya agregado recientemente en su máquina de búsqueda de grupos en al‑anon.org a los grupos de personas de color.

Por Mary C., California

The Forum, mayo de 2023

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