Creía que mi esposo alcohólico estaba físicamente enfermo, así que lo llevé al doctor. No podía creerlo cuando el médico dijo: «Está borracho». Yo había negado lo que había visto, olido y escuchado: el abrir de las latas, las botellas desaparecidas… Y ahora ya no podía negar que el problema era el alcohol. Fui a mi primera reunión de Al‑Anon y me recibieron con bienvenida, amabilidad y paciencia. La gente allí comprendía lo que yo no podía decir en voz alta: que estaba asustada y me sentía no deseada, no querida y sola. Me dijeron simplemente «Sigue viniendo», una y otra vez, hasta que creí que ellos realmente querían que yo siguiera viniendo. Así lo hice, y muchos años después, aún sigo asistiendo a las reuniones de manera regular. He encontrado serenidad —una aceptación tranquila de lo que trae la vida— y los instrumentos que me ayudan a sobrellevar esto que se llama vida.
Por Patti N., California
The Forum, octubre de 2019
Yo sigo acudiendo a las reuniones del de Al-Anon porque es un lugar seguro para mi, donde comparto sobre mi recuperación y escucho a mis compañeros para no perder la oportunidad de recibir el mensaje que mi Poder Superior tiene para mi con amor a través de sus historias de recuperación.