El término «hijos adultos de alcohólicos» me confundió al principio. Solo fue después de haber estado en Al-Anon por casi un año que me di cuenta de que los efectos del alcoholismo podían extenderse más allá de la relación inmediata de una persona con un alcohólico. A pesar de que mis padres bebían alcohol de vez en cuando, nunca los consideré alcohólicos. Lo que sí aprendí fue que, cuando mis padres eran niños, sus padres eran alcohólicos; por lo tanto, mis padres eran hijos adultos de alcohólicos. Los abuelos que yo conocía no consumían alcohol, pero sus problemas de bebida del pasado habían afectado mucho a mis padres y esos efectos me fueron transmitidos.
Por ejemplo, sentía la necesidad de cuidar a todos y a todo. También tenía facilidad de palabra para evadir situaciones graves, así como una tendencia a abstenerme a las expresiones de afecto mientras manifestaba la ira con facilidad. Además, aprendí a hacer todo yo mismo porque esa era la única manera de asegurarme que las cosas se hicieran correctamente, o por lo menos eso pensaba. No obstante, a través de Al-Anon, no solo reconocí estos rasgos en mis padres y en mí; también comprendí dónde se originaban y cómo corregirlos. Siempre seré una obra en proceso, pero sigo mejorando.
Por Timothy B., California
Al‑Anon se enfrenta al alcoholismo 2020