Vine a Al‑Anon por sugerencia de una orientadora. Al parecer, presentaba rasgos de ser hija de un alcohólico. Había hecho muchos exámenes de conciencia observando y recordando mi pasado, pero no pensaba que mis padres fueran alcohólicos. Tampoco veía que mi esposo fuera alcohólico. Simplemente no me gustaba que me dijera que él necesitaba beber por culpa mía y de nuestros hijos.
Fui a la primera reunión con el temor de que si escuchaban mi historia me dirían que ese lugar no era para mí. En lugar de eso, escuché cosas con las que me podía identificar. Una persona prácticamente describió mi relación con mi esposo y nuestra vida en el hogar.
Había vivido en la negación durante tanto tiempo que tenía poca conciencia en verdad de que el alcoholismo literalmente impregnó generaciones de miembros de la familia. Simplemente ese tema nunca se discutía en la familia.
Siempre le estaré agradecida a la orientadora que me sugirió que fuera a Al‑Anon. La recuperación de los efectos de la bebida de otra persona cambió el curso de mi vida.
Por Gail D., Saskatchewan
Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2015