Antes de llegar a Alateen, yo pensaba que cuidarme a mí misma era algo egoísta. Cada vez que despertaba a mi padre para poder llegar a la escuela a tiempo, pensaba que me estaba comportando de una manera egoísta. Recordarle que necesitábamos cenar era comportamiento egoísta. Incluso el pedir que mis necesidades básicas fueran satisfechas parecía ser egoísta. A medida que mi vida en casa empeoraba, mi necesidad por Alateen creció. Cuando tuve que dejar de hablar con mi padre, lo vi como autocuidado. Cuando tuve que ignorar sus textos, lo vi como autocuidado. Cuando regresé con ciertas condiciones, fue por cuidado personal. A través de Alateen, he aprendido que mis necesidades no son egoístas si me ayudan a mantener mi seguridad y cordura.
Por Sienna, Missouri
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