Una enfermedad de bebida compulsiva y descontrolada
El alcoholismo está mundialmente reconocido como una enfermedad caracterizada por la necesidad compulsiva de beber, que se puede controlar pero no curar. Es una enfermedad progresiva, la cual simplemente empeorará si la persona sigue bebiendo. La única manera de detener la enfermedad es una abstinencia total. El alcoholismo afecta a toda la familia; de hecho, toda persona que esté en contacto con el alcohólico es afectada. Desafortunadamente, la única persona que puede hacer que el alcohólico deje de beber es la misma persona alcohólica.