No estaba seguro de si Al-Anon era lo que necesitaba. No sabía si la forma de beber de mi esposa era realmente alcoholismo. Resulta que no importaba. Al-Anon me enseñó a ser responsable de mi propia vida y de mis propios sentimientos, no de la de ella.

El apoyo que encontré apenas entré a una reunión fue increíble. Escuché muchas historias de esperanza de personas en situaciones como la mía, o incluso peores.

Me preocupaba que quizá me sermonearan, pero los miembros me hicieron sentirme tranquilo con lo de «quedarse con lo que les agrada y desechar el resto». Sentí que realmente podía confiar en los miembros cuando me dijeron que estaba en el lugar preciso.

Decidí que quería ir a todas las reuniones que pudiera y aprender todo lo que fuera posible acerca de la recuperación de los efectos de la bebida de otra persona. Ya no sufría solo. Sentía como si hubiera entrado a reuniones llenas de viejos amigos que verdaderamente me entendían y se preocupaban por mí.

Por Rob A. – Minnesota
Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2016