Crecí en un hogar alcohólico donde existía el abuso, pero durante mucho tiempo no supe que estaba afectado por el alcoholismo. Mi esposa también se crio en medio del alcoholismo y asistía a Al‑Anon cuando nos casamos. Yo no creía que yo necesitara de Al‑Anon. Había sobrevivido todos esos años sin él, y no necesitaba ayuda de afuera.

Luego, mi hija adolescente comenzó a consumir alcohol y drogas. A ella la encarcelaron por agredir a su hermano con un cuchillo. Yo estaba enojado con ella y con Dios por traer el alcoholismo y el caos de nuevo a mi vida. Finalmente, decidí ir a una reunión de Al‑Anon.

Cuando estaba sentado en esa reunión, sentí como si tuviera un letrero alrededor del cuello que decía: «Ayuda». No recuerdo lo que escuché. Recuerdo sentir esperanza. Recuerdo que una mujer que estaba allí había crecido en una familia alcohólica donde existía el abuso, y ella se veía muy feliz. Yo quería lo que ella tenía. No pasó mucho tiempo cuando reconocí que vine a Al‑Anon no para ayudar a mi hija, sino para ayudarme a mí mismo.

Seguí viniendo a esta reunión todas las semanas, y también empecé a asistir a una reunión para hombres. Mi hija está mucho mejor ahora. Todavía tengo las cicatrices que me dejó el haber crecido con la enfermedad familiar del alcoholismo, por lo que pienso seguir viniendo.

Por Anónimo
Al-Anon se enfrenta al alcoholismo 2017