Anoche asistí a mi reunión regular de Al‑Anon. No se había planeado ningún tema, y nadie se había ofrecido como voluntario para coordinar la reunión. Por lo tanto, uno de los miembros se acercó a abordar el tema del Primer Paso. Mientras hablaba, me quedó claro lo totalmente incapaz que me sentía ante el alcohólico y lo totalmente ingobernable que mi vida había sido antes de Al‑Anon.

Recordé el caos, la frustración y la incapacidad de pensar por mi propia cuenta antes de asistir a Al‑Anon. El temor me dominaba cada vez que me despertaba. Lloré ríos de lágrimas durante muchos años de no poder lograr el control de mi vida ―ni ninguna otra cosa al respecto―. Cuando hablábamos, todos esos recuerdos me invadían con un tsunami lleno de emociones.

Cuando me llegó el turno de hablar, lo único que podía hacer era decir lo agradecida que estaba de haber tomado el Primer Paso. Las alegrías de hoy casi me hacen olvidar lo desesperadamente sola que me sentía cuando llegué por primera vez. La participación en esa reunión me recordó que nunca debía olvidar de dónde venía y qué tan lejos había llegado desde entonces. Continuaré reflexionando sobre el Primer Paso y trabajaré en él como lo hice cuando estudié los Pasos por primera vez.

Nancy P. – Manitoba, Canadá
The Forum, mayo de 2017