Estaba teniendo problemas con mi novio alcohólico. Aunque pasaba por la oficina de Al‑Anon todos los días de camino al trabajo, me decía a mí mismo: «Estas personas no van a entender una relación homosexual. —¿Cómo voy a poder hablarles?—»

La primera vez que mi novio y yo nos dejamos, finalmente entré en la oficina de Al‑Anon. No les conté toda la historia y no estaba loco por toda la conversación acerca de Dios, pero me di cuenta de que estas personas sabían más sobre el alcoholismo que yo. Podría aprender de ellos. Lo bueno de Al‑Anon es que ellos también podrían aprender de mí.

Asistí a esa reunión de Al‑Anon cuando mi novio y yo finalmente terminamos nuestra relación, cuando mis padres murieron, cuando se dieron las crisis profesionales y tomé la decisión de comenzar una nueva carrera en otro país. Mi grupo de Al‑Anon me ayudó a rescatar la cordura, y  soy amigo para siempre de los miembros de mi grupo.

Timothy F. – Nueva York
Al‑Anon se enfrenta al alcoholismo 2018