Cuando vine por primera vez a Al-Anon, pasé mucho tiempo luchando con el término: «propiciar». Soy madre. Definitivamente el papel de una madre es propiciar a sus hijos, ¿no? Ha sido una lucha entender, y aún más, aceptar, que el comportamiento que yo veía como el de una buena madre en realidad era malo. Toda mi vida me he inclinado a creer que una madre buena anima a sus hijos, les arregla sus problemas, enfrenta sus retos y cocina y limpia para ellos. Definitivamente una buena madre está al servicio de sus hijos.

Con la ayuda de Al-Anon, he empezado a darme cuenta de que ser una buena madre significa amar a mis hijos, pero también significa dejarlos vivir su vida. Mis hijos deben tener el derecho de aprender las lecciones de la vida a su tiempo, a su manera. Les debo eso. Hacer todo por ellos, involuntariamente o no, les causaría más daño que beneficio. Al poner la vida de mis hijos delante de la mía, estaba perjudicando a todos los demás y especialmente a mí misma.

¡Qué maravilloso fue el momento en que me di cuenta de que lo que estaba haciendo por mis hijos era en realidad lo contrario al por qué lo estaba haciendo! ¡Cielos! ¡Qué libre me siento al quitarme ese peso de encima! No sólo pude detener la agotadora experiencia de hacerlo todo por todos ellos, sino que eso me dio la oportunidad de examinarme a mí misma y permitirles a mis hijos la libertad de vivir su vida. Me di cuenta de que entonces tenía el tiempo y el deseo de fijarme en mí misma, de cuidarme y de definirme.

Stephanie W. – Ontario, Canadá
The Forum, septiembre de 2017